Tu imagen es una proyección de tu ser y su capacidad de comunicar o manipular depende cien por ciento de ti mismo, afirmó Lotty Castillo, Directora del Centro de Imagen Protocolo & Estilo.
Vivimos la era de la supremacía visual donde las imágenes nos inundan a través videos, fotografías, carteles, señales y más. Pura información sobre la vida. Información que no es más que una abstracción de la realidad, un punto de vista o un ángulo de ella. Imágenes que nos han orientado, informado, alertado y muchas veces manipulado a su antojo.
Por otro lado, cuando vemos la realidad con nuestros propios ojos, tampoco la percibimos tal cual es. Nosotros la interpretamos pasando por filtros poderosísimos que tienen que ver con nuestras experiencias, cultura, educación, genes, entre otras cosas. En ese sentido, cada uno ve lo que puede y quiere ver. Es así que un simple color como el blanco pueda significar pureza en el mundo occidental y luto en el lejano oriente.
En el ámbito de la imagen personal, pasa exactamente lo mismo, tu imagen es una proyección de tu ser y su capacidad de comunicar o manipular depende cien por ciento de ti mismo y su interpretación dependerá de los públicos con quien tengas contacto.
Cabe resaltar, que para la gran mayoría, su construcción pasa por ser un acto totalmente inconsciente, desperdiciando la oportunidad de hacer uso de uno de los medios de comunicación más efectivo que informa sobre uno mismo.
Tomar conciencia de su importancia, es el primer paso. Segundo, definir cuáles son las cualidades que quieres dar a conocer al mundo. Escoge las más convenientes para el ámbito en el que te desenvuelves y cuidar de que sean “verdaderas” ya que tu imagen debe tener coherencia con tus actos y visión de la vida. La manipulación de información no va y es imposible sostenerla en el tiempo.
Otro paso importante es conocer a las personas con las que te relacionas. Te permitirá elegir correctamente las herramientas con las que construirás tu imagen – desde una prenda hasta el grado de formalidad en un saludo – minimizando, en lo posible, las malas interpretaciones que puedan surgir.
Finalmente, al igual que los grandes profesionales del diseño, utiliza tu creatividad. Investiga sobre tendencias en moda y estilo de vida, experimenta con colores, consume arte, lee y ten contacto con las personas. Es, siempre, muy enriquecedor.