Los hábitos son pequeñas conductas repetidas regularmente que no requieren de gran raciocinio y que, por lo general, son aprendidas. Se realizan de manera inconsciente y repercuten de manera positiva o negativa en los distintos aspectos de nuestra vida como por ejemplo: el hábito de fumar que repercute en la salud, el de ahorrar que repercute en las finanzas personales, el hábito de la meditación que repercute en crecimiento personal, etcétera.
Pero los hábitos también comunican y cuentan mucho de uno mismo, convirtiéndose en parte importante de nuestra imagen personal y profesional.
A continuación, mencionaré cuatro hábitos, muy simples de practicar, que sin duda aportarán significativamente en la construcción de una imagen 100% positiva:
1.- El hábito de la cortesía. La gente en Lima no solo se ha vuelto agresiva, sino que además, se ha vuelto mal educada. Ya no saluda, ni agradece y mucho menos pide por favor. Entiendo que la gente está estresada, sea tímida o muy distraída – grupo en el cual me incluyo – pero hay que tomar conciencia y, sobre todo, tomar acción. Piensen, la cortesía conecta a las personas y transmite respeto, un aspecto fundamental para las buenas relaciones.
2.- Sonreír. La sonrisa genera confianza, proyecta amabilidad y abre puertas. Existe la idea errónea de que el rostro agestado proyecta profesionalismo y seriedad cuando en realidad comunica que la persona es complicada y distante, lo que afecta directamente al carisma personal.
3.- La puntualidad. Sé que la ciudad es difícil, pero hay que organizarse. Si la reunión es temprano en la mañana, prepara tu outfit la noche anterior y todos los implementos que tienes que llevar. Diseña tu ruta del día, calcula los tiempos. Si vas a usar apps como el waze o el google map auméntale, por lo menos, media hora más al tiempo de llegada que te indican. Recuerda el tráfico y que nunca hay donde estacionar. Considera ir en taxi.
4.- No ofrezcas lo que no tienes intensiones de cumplir. Es un mal hábito que la gente hace para quedar bien o para poner el parche ante lo que alguien pueda pensar de uno. Es muy común escuchar “te llamo en un rato”, “almorzamos” o “llego en cinco minutos” y no pasa nada. Sinceramente, con decir que no se puede quedas mejor.